El lujo es volver a las cosas simples de la vida pero disfrutarlas en un ambiente relajado, de diseño, con buen gusto, donde te sientas seguro, sobre todo cuidando y respetando el medio ambiente y a las comunidades locales.
Hace muchos años, el lujo era entrar a un lobby grande con un candelabro, alfombras mullidas o ver cortinas amarradas con cordones. Actualmente, el lujo es volver a las cosas simples de la vida pero disfrutarlas en un ambiente relajado, de diseño, con buen gusto, donde te sientas seguro, sobre todo cuidando y respetando el medio ambiente y a las comunidades locales.
El cliente de alto poder adquisitivo busca experiencias, esto quiere decir, hospedarse en un hotel geográficamente atractivo, que tenga una esencia del país donde está, que los empleados sepan contar la historia del lugar, que la comida sea regional, que las personas puedan volver a su lugar de origen con una experiencia de vida. Una experiencia de haber tocado la realidad, tocado la naturaleza, tocado la cultura local.
