Arturo González González

Biólogo, Arqueólogo, Paleontólogo y Director del Museo del Desierto.

La relevancia de uno de ecosistemas más frágiles, los riesgos que enfrenta y cómo el turismo puede ayudar a éste y otros sitios de gran valor natural e histórico

Los humedales son fundamentales para mantener el equilibrio y la salud de los ecosistemas y del planeta mismo. Una de las muchas cosas que hacen de Cuatro Ciénegas un lugar tan especial es su inusual ubicación tierra adentro, muy lejos de la zona costera. La reserva es un laboratorio natural vivo, donde es posible observar organismos que datan de los inicios de la vida en la Tierra. Para los biólogos, los especímenes que se encuentran en los distintos cuerpos de agua son una gran herramienta que nos ayuda a entender la evolución, ya que cada una de estas lagunas y manantiales tienen características únicas y distintivas, que albergan especies con atributos especiales para adaptarse a las condiciones que ofrece cada medio. Una gran muestra de ello son los estromatolitos, arrecifes microbianos de 3,000 millones de años de antigüedad, que solo existen en muy contadas partes del mundo.

Hoy en día, Cuatro Ciénegas es hogar de más de 80 especies animales y vegetales, aunque por desgracia, este legado prehistórico se encuentra en peligro debido a la sobreexplotación de sus manantiales. Si desapareciera, se perderían expresiones de vida únicas y de valor incalculable, también un recurso hídrico con propiedades curativas y terapéuticas. 

El concepto de turismo regenerativo puede jugar un papel crucial en la conservación de sitios de alta prioridad. Esta nueva forma de viajar, que va más allá del turismo sustentable, se enfoca en recuperar el medio ambiente a través de invertir los recursos en programas orientados a la reparación del daño realizado y a la regeneración. Este nuevo turismo beneficia a las comunidades, fortalece el tejido social y genera una verdadera conciencia entre los viajeros, quienes experimentan un auténtico contacto con la esencia del lugar, que se aleja del concepto tradicional complaciente y orientado a satisfacer al visitante a costa de la degradación del ecosistema, la precarización de las condiciones de vida de los habitantes y la pérdida de identidad. 

Otro factor clave con miras a un cambio de mentalidad son los espacios culturales. Los museos son el sitio ideal para generar un sentido de pertenencia, arraigo y amor por la ciudad que habitamos. Está demostrado que las ciudades con más espacios de este tipo generan comunidades más sólidas y conscientes.

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